Aún recuerdo aquel día en la que nos preinscribímos y confirmamos nuestra participación en Ronda-2003, Fernando se encargo de mandar todos nuestros datos y pagos de la cuota, ya estábamos embarcados y comprometidos con nosotros mismo en lo que para unos era una nueva experiencia, para otros la confirmación y para algunos una costumbre. Por aquellos días en los que entrenábamos para la Maratón de Sevilla, éramos 8 los que nos habíamos inscrito por medio del club y 2 que esperaban a que abrieran el plazo para militares (Fernando, Pepe, Bernabé, Juan Andrade, Andrés, Nacho, Lázaro y Eulogio), de tanto escuchar a unos y a otros durante los entrenamientos, Gabriel Losada y Joaquín también se inscribieron, pero su participación se fue al traste por culpa del trabajos, y otros asuntos. El día que fuimos a recoger el dorsal de la Maratón nos acercamos al stand de la legión, y nuestra sorpresa fue que tanto nuestros pasaportes legionarios como nuestro dorsal estaban a nuestra disposición y los recogimos, En aquellos momentos nuestro compañero Luis se inscribió, pero su participación se frustró por culpa de una lesión de espalda.
Durante los entrenamientos siempre estábamos comentado cosas sobre la prueba, Fernando sobre todo, nos informaba de cómo debíamos de ir, de lo que teníamos que comer, los descansos, etc, nosotros siempre terminábamos burlándonos de el pues parecía muchas veces que en vez de a una carrera íbamos a un guateque.
Nuestros entrenamientos se basaron prácticamente en las tiradas largas que hacíamos los domingos, y la verdad creo que fue suficiente para afrontar la prueba como lo hicimos.
El viernes 16 nos presentamos en Ronda en 2 grupos diferenciados, por una parte iban Juan Andrade, Fernando, Pepe, Juan Rodicio y Pedro, estos se quedaban a dormir en el polideportivo; por la otra parte se encontraban Lázaro, Andrés y Nacho, a todos ellos se unió Bernabé en la salida, en la que también encontramos a nuestro compañero Eulogio.
El sábado 17 después de entregar las mochilas para los diferentes puntos (creo que esta es la única cosa que deben corregir en su organización), vimos salir a los BTT y nos pusimos agrupados en línea de salida y empezamos la carrera. El paso por Ronda fue apoteósico, con nuestros cánticos ya tradicionales "La cer-ve-za... amarilla- es....." y con alguno que otro más que el presi se iba inventando sobre la marcha. Por aquellos entonces el grupo estaba compuesto por Juan Rodicio (fue el primero en quedarse de nosotros, Juan Andarade, Andrés, Lázaro, Nacho, Fernando, Pepe, Bernabé, Paco (amigo de Bernabé) y Pepo (amigo de nacho), a Pedro lo pasábamos y nos pasaba cada 2X3 y nos metíamos con el. Llegado al primer avituallamiento comenzó el despliegue, pues Nacho se fue por delante y esto hizo que algunos se pusieran nervioso y empezaran la busca y captura del desertor, desde aquí hasta el final fue un ir y venir de compañeros, unas pues si uno adelantaba, en el siguiente avituallamiento se reagrupaban, y así sucesivamente. Al llegar la cuesta del Infierno, haya por el km 50, el amigo Juan Andrade tuvo que abandonar por culpa de esos problemas de rodilla que tanto tiempo arrastra, por delante iban Andrés, un poco más atrás Lázaro y luego agrupados estaban Nacho, Fernando y Pepe, unos metros antes se encuentra Pedro el cual va ayudando a Encarni a realizar su primera prueba. De Juan Rodicio, por el móvil, sabemos que esta bien. Llegamos a Setenil en el avituallamiento vemos a Luisa, Loli, Yolanda, Carlitos, Paola y Manuel, bajan del coche y nos hacen alguna fotografía, también bajan al campamento de Setenil, donde vamos a cambiarnos de calcetines y demás. En Setenil se encuentra Lázaro que ha tenido que pararse para darse un masaje para poder seguir.
La carrera había pasado de su meridiano y los problemas musculares son cada vez mayores para algunos, cae la noche ( no sin antes haber visto al grupo de animación, Luisa, Yolanda, Loli, etc... en la bajada del puerto del Sauco, km 70 aproximadamente) y cada uno llega como puede al refugio, donde nos entramos para cambiarnos, comer y darnos algún que otro masaje pues si no lo hacemos alguno, quizás para alguno hubiera finalizado la prueba en esos momentos.
Desde el Refugio principal a Meta, fue otra experiencia pues los caminos sobre todo y en algunos momentos las fuerzas, hacían que el ritmo fuera más bien cansino, pero constante. Al final llegada meta, cena y a dormir soñando con la próxima edición.
La carrera, dura, muy dura, en algunos momentos un infierno (se entiende el nombre de la cuesta). La Organización, un diez, quizás el único que se le puede achacar el la lentitud en recogida y entrega de las mochilas en todos los puntos del recorrido, y también la falta de más luces frías durante el recorrido. La Legión, genial, todo bondad, generosidad, humanidad y todos los adjetivos buenos que queráis ponerle.
La 8ª edición de Ronda a muerto, solo queda en nuestro recuero. VIVA LA 9ª EDICIÓN, allí estaremos.
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