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jueves, 8 de octubre de 2009

XIII TRIATLON EN LA CIUDAD DE SEVILLA

Crónica de Francisco Escarti

Hacía mucho, mucho tiempo que tenía la ilusión de hacer un Triatlón. Esto, al igual que cuando piensas correr tu primera Maratón, pues parece algo casi imposible y que sólo está al alcance de unos cuantos privilegiados. Lo que pasa es que la edad nos va haciendo cada vez más cabezones y yo no iba a ser una excepción.Hace unas semanas participé en el Duatlón de Alcalá, duro donde los haya, pero el hecho de acabarlo aceptablemente bien para ser mi primera experiencia, me dio mucha moral para cumplir mi sueño. Qué inocente.
Por la mañana me acerqué a las instalaciones para recoger los dorsales y ver in situ el circuito y los boxes. Era un mundo nuevo, nada que ver con las carreras de fondo. Ya por la tarde, llegué a la zona una hora y media antes de la prueba. No podía estar más nervioso, era imposible. Al acercarme al río y ver las boyas ya colocadas, me llenó de ansiedad y decidí sentarme algo alejado de allí para tranquilizarme. Al poco tiempo apareció mi ángel de la guarda. Llegó Antonio Orozco ( no sabes cuanto te debo, amigo) y me tranquilicé algo, sobre todo porque repartimos los nervios entre los dos.
Empezamos a preparar nuestro material en los boxes y desde ahí empezaron mis problemas.
En lugar de tranquilizarme, más nervios. Las ruedas de mi bici no entran en su sitio en el box. Busco desesperadamente a alguien de la organización y no me atiende nadie. Al final, chapuza casera pero soluciono el tema. Coloco el material, no me falta nada, gracias a Dios y me preparo para ver la salida de los federados que es un cuarto de hora antes que la mía.


Llega el momento. Sólo veo gorritos blancos a mi alrededor y muchos nervios en todo el mundo. Llegaré a tranquilizarme en algún momento? Por ahora no. El agua, fría pero aceptable. Poca visibilidad y las puñeteras gafas que se empañan. Pero no decían que con mistol y saliva se solucionaba? Pues nada, cada 10 o 12 brazadas a limpiar las gafas y buscar la boya para no perderme. Se puede así estar tranquilo?
Salgo del agua con más dignidad que fuerzas y más cansado de lo que esperaba. Sufrí mucho pero lo hice en menos tiempo del calculado. Vamos a por la bici, ahora me tranquilizo seguro.
Seguro?. Otra equivocación de novato. Me pasan por todos lados. No hay forma de pegarme a ningún grupo y chupar algo de rueda. Qué me pasa, no tengo también 2 piernas?. Sí dos piernas sí pero una bici que no va como las demás. Me llevé 2 bicicletas. Una de carreras prestada por un amigo y la mía que es de montaña. Por temor a la previsión de lluvia, decidí no jugármela con la de carretera que además no conocía bien y decidí salir con la mía. Pedazo de decisión, parecía un voluntario al lado de los máquinas que me pasaban. Entre ellos Antonio, que a pesar de pinchar, no veas cómo le pega a los pedales (eres un crack).
Bueno pues después de unos primeros km que no se los deseo a nadie, consigo coger un ritmo aceptable y acabo la fase de bici. Ahora llega lo mío (el que no se consuela es porque no quiere). Al menos aquí ya no tengo ningún problema. Las piernas algo pesadas al principio pero me encuentro bien y consigo adelantar lo que no había hecho en los dos primeros tramos. Termino mejor de lo que creía. Cansado pero feliz y orgulloso. Me encuentro con Antonio y nos damos un fuerte abrazo, dándonos cuenta de lo emocionados que estamos. Que nos echen la siguiente que nos la comemos.
Os lo recomiendo. Es una experiencia impresionante y si acertáis con las gafas y la bici, ya es para bordarlo.


Francisco Escarti

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